Este artículo puede parecer un poco «off-topic» pero espero que tras explicarlo no lo veais asi. En primer lugar hace falta explicar que es un maker, una palabra que no termina de encontrar una traducción exacta. Creo que la mejor manera es traducir mas o menos literalmente el texto que aparece en esta foto, un mural que se colgó en la universidad de Purdue:

«Pienso que el trabajo se debería hacer para que las cosas trabajen. Mejor. Mas rápido. Mas pequeño. Mas inteligentemente. Por tanto construyo los puentes entre lo que es conocido y lo que no. Cacharreo. Me esfuerzo. Escribo poéticamente en una abundancia de lenguajes (incluido el código -el software-) Pirateo. Disecciono. Tengo un insaciable deseo de hacer fácil lo que es complicado. Me inspiro con facilidad. Creo que solo porque no se ha hecho no significa que no se pueda hacer. El potencial es mi emocionante viaje. La imaginación es la herramienta que mas uso. Soy un «maker» y contribuyo a mover el mundo hacia adelante»
Hay que insistir que el verbo «hack-pirateo» se refiere a «destripar» las cosas para extraer de ellas su máximo potencial y no con fines delictivos.
Si todavía no se ha entendido bien hay varias cosas que caracterizan a los makers:
Son polifacéticos y se entusiasman con casi todo
Tienen mucha imaginación, aunque no necesariamente talento 🙂
Disfrutan tremendamente, aprenden tanto de los aciertos como de los fracasos. No les importa compartir ambas cosas para que la comunidad avance.
De entre las varias maneras de nombrar esto, me ha gustado el concepto de artesano digital, creo que mas o menos refleja a que nos estamos refiriendo. Hace no tanto tiempo las cosas se hacían para que durasen, fuesen fáciles de reparar, llevaban documentación detallada, incluso planos… Hoy en día todo eso ha cambiado y prima la obsolescencia programada, llegando a extremos absurdos como diseñar los dispositivos para que no se pueda cambiar su batería. El movimiento maker ha surgido de algun modo para contrarrestar eso, y lo está consiguiendo: Es desde este movimiento de donde está aflorando con gran fuerza toda la revolución de las impresoras 3D (aunque existiese la tecnología desde hace años esta era casi inalcanzable, los makers han conseguido democratizarla). Se vislumbra lo que algunos llaman la nueva revolución industrial, que esperemos que sea mejor que la anterior.
De eso se trata, de democratizar la tecnología, de hacerla accesible para empoderar a la gente, de reducir la dependencia de paises lejanos, de recuperar la industria local y el espiritu artesano…. ¿Tiene que ver esto con la Permacultura o no?
Tras todo lo que he dicho os muestro esta foto:

Este es el espacio de trabajo en mi casa. Lo que veis a la izquierda es una impresora 3D que estoy terminando de construir, la Prusa it2. Delante veis una unidad R2D2 hecha en papel mediante técnicas de Papercraft. En mi mano izquierda un engranaje impreso en 3D, que formará parte del cabezal extrusor de la impresora. En la derecha un pájaro hecho con técnicas de papiroflexia y que aprendí a hacer con 7 años. Detrás un portátil de 2006 que sigo usando con un linux ligero que permite que funcione con agilidad. En medio un robot de juguete de mi niñez llamado Sir Galaxy, tiene mas de 30 años, no está mal para un plástico de esa calidad. Cuando toque actualizar el ordenador me gustaría restaurarlo e incluir dentro la CPU, en vez de esas sosas cajas de sobremesa le tendría a el 🙂 Y libros de diseño de Permacultura, eso que no falte 🙂
Me falta dar los últimos toques a la impresora y en cuanto empiece a imprimir tengo en mente varios diseños relacionados con energías renovables, herramientas para usar en la finca, etc. Todo ello lo expondré aquí, lo colgaré en Internet para que cualquiera con una impresora asi pueda copiarse la pieza, este donde esté.
¿No es esto revolucionario?