A lo largo de los años se ha vendido una imagen un poco equivocada de lo que es la Permacultura, que ha contribuido a dificultar su expansión. Se trata de creer que se puede ser un simple «cazador/recolector» y no se ha de trabajar. Que se puede estar tumbado a la sombra de un árbol mientras las frutas caen a tus manos, o algo parecido. Esto ha espantado a quienes viven del campo, que saben de sobra que nada se consigue sin trabajo. Y en cambio ha atraído a gente inmadura que cree ingenuamente que se puede vivir como si estuviéramos en jauja o en el paraíso.
Pues si, en la Permacultura también se debe trabajar. Y sobre todo al principio, al establecer el sistema, entonces se han de realizar obras de infraestructura como estanques, caminos, vallas, construcciones diversas, mover tierras, plantar árboles, etc. Y aunque diseñar y realizar un sitio buscando la permanencia facilita las cosas en el largo plazo, al principio supone mucho trabajo. Y una vez establecido el sistema, hay ciertas prácticas agrícolas que deben seguirse haciendo de forma cíclica. La huerta, cuidado de animales, etc. Por todo esto muchos proyectos no terminan de salir adelante, falta capacidad de trabajo, habilidades, y a veces dinero, ya que algunas de estas tareas requieren inversiones, merecen la pena con creces ya que perduraran en el tiempo, pero son inversiones al fin y al cabo.
Por poner un ejemplo os cuento lo que hice ayer domingo. Descargar del coche 300 kg de material entre grava y ladrillos, transportarlos en carretilla unos 40m . Cavar una zanja de 20cm ancho, 10cm fondo y unos 20 m de largo. Mover una masa de tierra de entre 1 y 2 m3, lo que hace desde luego mas de una tonelada de peso. ¿y para que?, pues para el drenaje que estoy haciendo en la zona del huerto lauburu. Lo contaré con fotos en un próximo artículo. Con mis 46 años, después de estar trabajando de lunes a viernes y atender las múltiples tareas en una familia con dos niñas pequeñas parece un poco masoquista, pero si se tiene ganas todo es posible. Solo hace falta paciencia y tener las herramientas adecuadas que facilitan el trabajo.
Una tentación en la que se puede caer es la de tener voluntari@s, wwofers, que te ayuden con el trabajo. En muchas fincas de permacultura o de agricultura biológica se hace esto pero a mi no me gusta, porque detrás de una idea aparentemente justa (intercambio de trabajo por estancia, alimentación y aprendizaje) se esconde un trabajo con mano de obra barata (mas barata imposible) y eso poco ayuda a extender entre la gente del campo la viabilidad de la permacultura. Y a mi, por encima de todo, lo que me impulsa es demostrar la viabilidad de la Permacultura y que cualquiera con ganas puede desarrollar un sitio, tanto si es pequeño como grande.