SMN significa Semillas de Microorganismos Nativos y es uno de los productos mas interesantes en el mundo de los biofertilizantes y la Agricultura Regenerativa. Y lo mas importante es que es fácil de hacer, aquí muestro como.
Para obtener biofertilizante necesitas tener cierta cantidad de estiercol muy fresco o rumen. Ambos son materiales de los que no todos podemos disponer. De lo que se trata es de tener microorganismos del lugar, en cantidad suficiente para generar el proceso de fermentación y quelatización que da lugar a un buen biol o biofertilizante. Afortunadamente tenemos una alternativa y esta es la preparación de SMN.
Con el SMN capturamos microorganismos de algún bosque cercano y los colocamos en un bidón donde se reproducen de forma masiva, hasta que se agota el oxígeno disponible y entonces esporan rápidamente antes de morir. Tenemos entonces un material repleto de esporas que al poner de nuevo en el medio adecuado (el futuro biofertilizante) van a generar un producto de calidad.
Necesitamos los siguientes materiales:
– Un bidón que se pueda cerrar de forma hermética, de plástico (metálico no, ya que puede reaccionar químicamente con la mezcla. El plástico es inerte a este nivel)
– Un lugar donde hacer la mezcla. Con una cantidad pequeña como en mi caso vale una carretilla. Para mezclas mas grandes normalmente se pone una lona en el suelo sobre la que se echan los componentes.
– Melaza de remolacha. En su defecto vale el azúcar en cualquiera de sus formas
– Salvado de trigo. También vale cascarilla de arroz, incluso paja, pero esta debe estar bien machacada en briznas muy pequeñas para poder utilizar.
– Hojarasca o mantillo de bosque. En un lugar donde la hojarasca sea espesa, retiramos la capa superficial y extraemos la intermedia, no la que está al fondo en contacto con el suelo. Debe estar parcialmente descompuesta y tener filamentos blancos, micelios de hongos y microorganismos que están anidando ahí.
Para un bidon grande de 120 litros necesitamos las siguientes cantidades:
160 l. mantillo / 80 l. salvado / 20 l. melaza
(Suman mas litros de los que caben porque lo vamos a compactar, luego lo veremos)
Pero nosotros vamos a usar un bidón de 30 litros, asi que hemos bajado las cantidades manteniendo mas o menos la proporción, quedando en:
15 l. mantillo / 12 l. salvado / 3 l. melaza
En la foto que sigue vemos los ingredientes: en la carretilla la hojarasca, en el bidón azul el salvado, en el bidón blanco pequeño la melaza:

Echamos el salvado y la melaza a la carretilla, quedando con este aspecto:

Tras amasarlo con las manos un rato el conjunto se vuelve homogéneo y pegajoso, para saber que está bien de consistencia se hace la prueba del puño, que consiste en coger un puñado con la mano y apretarlo, debe quedar unido y consistente, si lo lanzamos al aire y lo recogemos en la mano, al impactar debe romperse en pedazos. Si no se aglomera tiene falta de humedad, le añadimos un poco de agua hasta que aglomere bien. Si al caer a la mano no se rompe tiene exceso de humedad y hay que echar un poco de materia seca, esto es, salvado y hojarasca, y mezclar todo de nuevo. Queda tal y como vemos aqui:

Y las manos deben quedar de esta manera 🙂
Huelen muy bien, pero hay que tener cerca agua para limpiarse.

Finalmente echamos el producto en lotes pequeños al bidón, y lo apisonamos para que tenga el menor aire posible. En un bidón grande la gente se mete dentro y salta. En uno pequeño como este hay que usar un pisón (en mi caso, una caña de bambú insertada en un bote de plastico que rellene de cemento, mas fácil imposible). Una vez hecho metemos otro lote, compactamos y asi sucesivamente hasta casi llenar el bidón, debe quedar un pequeño espacio con aire arriba. Y finalmente cerramos, este bidón es de ballesta y aunque es bastante hermético, para asegurar se suele untar el borde con melaza. Para llenar el bidón de 30 l. que se ve en la foto me han hecho falta dos carretillas llenas de la mezcla, debido a la compactación.

El bidón debemos dejarlo en un espacio protegido del sol directo, con una temperatura de unos 15ºc si es posible, con menos o mas también funcionara pero se puede ver afectado el proceso. Debe estar sin abrir al menos un mes.
Las proporciones que he dado son aproximadas y se hace mas o menos a ojo. como en cualquier receta de cocina, hay que ir probando, reajustando, hasta dar con la proporción perfecta en tu caso.
Tras ese tiempo lo podemos abrir y usar para iniciar el proceso de creacion de biofertilizante. Tambien tiene otros usos como complemento en la dieta de ganado, se puede diluir en agua y echarlo a la tierra, incluso se puede consumir en cantidades pequeñas para mejorar la flora intestinal. Pero de todo eso hablaremos en otra ocasión.